Mi mamá me enseñó a apreciar un trabajo bien hecho:
«Si se van a matar, háganlo afuera, que terminé de limpiar.»
Mi mamá me enseñó religión:
«Mejor rezá para que ésto salga de la alfombra.»
Mi mamá me enseñó lógica:
«Porque yo lo digo, por eso... y punto!!!»
Mi mamá me enseñó a ser prevenido:
«Asegurate que estás usando ropa interior limpia y sin agujeros por si tenés un accidente.»
Mi mamá me enseñó ironía:
«Seguí llorando y te voy a dar una razón verdadera para que llorés.»
Mi mamá me enseñó a ser ahorrativo:
«Guardá las lágrimas para cuando yo me muera.»
Mi mamá me enseñó ósmosis:
«Cerrá la boca y comé.»
Mi mamá me enseñó contorsionismo:
«Mirá la roña que tenés en la nuca!»
Mi mamá me enseñó fuerza y voluntad:
«Te vas a quedar sentado hasta que termines la espinaca.»
Mi mamá me enseñó meteorología:
«Parece que un huracán pasó por tu cuarto.»
Mi mamá me enseñó la paradoja:
«Te dije un millón de veces que no seas exagerado.»
Mi mamá me enseñó modificación de patrones de comportamiento:
«¡¡Dejá de actuar como tu padre!!»
Mi mamá me enseñó envidia:
«Hay millones de chicos en este mundo que no tienen padres tan maravillosos como vos.»
Mi mamá me enseñó ventriloquía:
«No me rezongues, callate y contestame: ¿por qué lo hiciste?»
Mi mamá me enseñó rectitud:
«Te voy a enderezar de una patada en el culo.»
¡A una madre vas a engañar!