Mi Lugar En El Mundo

Quizás, a medida que vivo en este país, generación tras generación, mis raíces se fueron disoluyendo. Ya no tengo nada remotamente italiano en mí.
No sé hablar aquella lengua, no sé de sus tradiciones, ni sus devotos días, no sé ni que “patriotas” tienen, no sé qué sistema de gobierno tiene, no me gustan sus comidas tradicionales en su mayoría…
Mi vida aquí, en este país, está demasiado arraigada, por algo es que vivieron tantas generaciones sobre este suelo, o huyendo de algo, o con el simple hecho de deshacerse de su identidad. O odiaban algo de Italia, o amaban algo de argentina, no sé, no vine a este mundo para saber. No es la duda que me pesa en los sueños.
Sé que cuanto más alejado estas de esas “míticas” tierras, mas aferrado estas a tu propia vida, la que uno inicia.
De eso se trata, de ese lugar en el mundo, que solo uno puede descubrirlo, anhelarlo, ese lugar donde prefirió nacer, vivir, y morir. Un rincón en el mundo, un lugar, o varios en donde descansa y trabaja la cabeza. Allí, lejos de todo,  y cerca de lo esencial.
Ahí donde se acabaron las leyendas, en donde reina la historia que construimos, sea de la forma que sea, tarde o temprano aprenderemos, solos o peleados. Aquí, en este lugar, destruyendo al viejo continente, desarraigada, y sin importarme. Como si ser europeo es ser una raza superior. Aquí, en América, me fusiono con todo, soy de todos los colores que no te gusten. Tengo la forma que menos deseas…
Imperfecto, rebelde, austero, humilde… como otro habitante más del planeta, antes que “besa culo”, correcta, derrochadora, creída.
Nacida para tener orgullo, y chamullo. Nacida para la libertad, y el tango. Nacida para el asado, y el dulce de leche. Nacida y preparada para “atarlo con alambre”. Sin importar el que dirán, descanso la cabeza en el suelo, respiro hondo, y me dejo llevar, pues aquí halle mi lugar en el mundo, y mundo, no lo intentes cambiar…