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Cosas Que No Deberian Pasar
Aquellas situaciones raras, aquellas personas, aquellos problemas, aquellos hechos y sueños, que no deberian pasar, pero que lamentablemente, nos pasan.
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Cosas Que No Deberian Pasar, Pero Pasan

Cosas que no deberian pasar, pero pasan.
Cosas que no deberian pasarnos, pero pasan.
Cosas que no son lo que esperabamos. pero pasan.
Cosas que alguna vez quisimos que nos pasen, pero no pasan.
Cosas, si, cosas que no deberian pasar, pero pasan.
Este blog relata acerca de situaciones, personas, problemas, hechos y sueños, que no deberian pasarnos, pero que lamentablemente, nos pasan.

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11 de Diciembre, 2011    General

El desencanto de mi forma de ser

Mientras cae la noche, y solo vigilo las agujas del reloj… suena ese tic tac tan propio de un metrónomo. Es otra noche más, es otro pibe que “me tira onda” por Facebook, y yo me siento patética. Se me pasan los días, y yo veo lo mismo de siempre. Las mismas excusas para hablarme, las mismas excusas para tocarme… siento como si leyera por adelantado cada uno de sus ‘estratégicos’ movimientos. Escapándome de eso, trato de hablar con alguien que no me quiera tirar los perros.

Cae Gastón por MSN, lo pongo al tanto de mi nueva y patética situación, y me pregunta porque no le doy oportunidad, porque me rehúso a salir con alguien, le dije que por lo que he visto hasta ahora; “prefiero sentarme cómodamente en un sillón, frente a la tele con una pila de varias series, acompañado por un té con galletitas rellenas”. Él se ríe, y entiende que espero algo de los hombres, pero no desespero por conseguirlo ahora.

Miro hacia el celular, cae otro mensaje de texto, el mismo pesado de siempre. Esta vez me siento en la silla de mi pc… tranquila, demasiado tranquila. Tratando de caer un poco en la realidad, llegando a conclusiones cada vez más extrañas… parecieran ser que la ironía está guiñándome a propósito el ojo para no caer en su dulce trampa.
Los pibes de un foro (constituido por un 98% de hombres), me sacaron una duda, y me dijeron las frases más frías y necesarias para no caer en el juego de la necesidad: “los hombres por un par de tetas se bancan cualquier cosa”, dijo contundentemente uno de ellos, cuando pregunte si una mina como yo (geek/friki) podría llevarse con un chico ‘normal’. Hubo voces a favor de esta posibilidad -mientras solo sea una relación casual-, otros que directamente cerraron con un “podría pero es un desperdicio”.

Miro hacia la pared, veo una pequeña ovejita de peluche colgada, inclino la cabeza e imagino otra respuesta… “tal vez este destinada a estar sola”, digo, “soy tan especial que no encajo en casi ningún lado”.
“Lo tuyo deben ser los de sistemas”, me dice otro amigo por MSN… me muerdo el labio, y me suena como respuesta un “tal vez” desesperado en mi cabeza.

A veces creo que es una maldición saber mucho, tener cierta inteligencia, tener ciertos gustos, pensar de otra forma la vida… a veces creo que me inspire demasiado en muchas personas -mi viejo por su espíritu de desarmar cosas, buscarle la vuelta a todo, y su acido humor; mi vieja por ser tan desvolada y descuidada; mi abuelo paterno por darme el gusto por la historia, la ciencia, la tecnología, y (sobretodo) el sarcasmo; mi bisabuela por su eterna paciencia, y tranquilidad; mi abuela paterna por su eterna lucha en ponerse de pie ante cualquier adversidad; mi tía por ese toque de ternura y feminidad-… de esta loca ensalada de locos, yo tome cualidades para ser lo que soy, otras cosas fueron ideas mías que agregue. A veces pienso que es una maldición ser así, en otras ocasiones me hace sentir muy bien ser distinta, y perfecta… a mi modo desperfecto y despelotado.

Un flaco me pregunta; “¿cómo hago?”. Es decir, como es que yo me tomo las cosas con tanta tranquilidad (como si ser tranquilo es una anomalía en estos tiempos). A lo que le contesto; “soy joven, si no aprendo a tomarme las cosas con calma a esta altura, no me quiero imaginar lo que voy a hacer cuando sea más grande; cuando tenga hijos, cuando dirija gente en el trabajo, etc…”. El flaco lo reflexiona, y dice; “tenes razón”.

Me siento muy lejos de lo que son mis amigas de la primaria, con quien aún tengo contacto. Ellas salen los viernes a la noche, casi como un ritual a los mismos lugares de siempre. He llegado a una pequeña conclusión, la noche no es para mí; cada vez que volvía, apoyaba la cabeza sobre la almohada miraba el techo y decía… “que noche más al pedo que tuve”.
Ellas van los jueves a las clases de regayton y al gimnasio, en cambio yo, odio ambas opciones. Ellas intentan imitar a la las protagonistas de la serie “Sex and the City”, si bien he mirado la serie, llegue a la conclusión de que eso es el reflejo de aquello que no quiero ser; una mina aburrida que vive en una gran cuidad hablando de los hombres de su vida y sus fracasos amorosos, mientras toma un Cosmopolitan. Ok, ustedes pensaran, eso es lo normal. Sin embargo, no es lo mío; yo soy de las que prefiere conversar con los hombres y cagarnos de la risa de todo lo vivido, lo hecho, los fichines, las experiencias, el blues y el metal, el fulbol, las minas (?), debates de política y sistemas operativos (?), y todo eso acompañándolo en una cena. Piensen lo que quieran, esto es mejor que mil noches de la copia berreta de “Sex and the City”, versión Bizancio.

Me saco la pollera-pantalón, revoleo las bucaneras y la remerita, me deshago de las canilleras y las zapatillas. Y luego el resto, camino en bolas hasta la ducha… regulo la temperatura, casi siempre más caliente que tibia… meto de lleno la cabeza, trato de no pensar aunque las idas y vueltas son inevitables. Chequeo mis lunares, o reviso los nuevos golpes originarios de la defensa rustica. Cae la última gota de agua… salgo.
Vuelvo a la pc, y me rio sola de lo que dicen los chicos del foro… son gamers en su mayoría, otros, estudiantes de sistemas, otakus, etc.
Me junto con ellos porque se parecen a mi grupo de ex-compañeros con los que me juntaba en segundo año. No les tengo miedo, ni tampoco creo que por estar con ellos me vuelva como “el gordo granulado”. Cuando estoy con ellos siento que alguien me escucha (me lee), alguien se interesa por lo mismo, alguien escucha los mismos estilos musicales… alguien me valora por lo que soy, más que por lo que ven, de alguna forma te sentís más libre de expresar lo que queres y lo que sentís. Ese es rejunte de ‘anormales’  que me encanta, y a la vez me sorprende… porque me hacen sonreír inocentemente de su humor tan negro y sarcástico como el mío… porque son el reflejo de mi, porque creo que, las personas estamos siempre en la búsqueda de aquellos que son como nosotros porque queremos sentirnos identificados en el otro, queremos decir por dentro “no estoy tan loco por elegir diferente a los demás”.

Quiero olvidarme del mal día que tuve, quiero recordar con alegría de cosas pasadas, quiero sonreír tontamente, quiero escaparme de la realidad, quiero perder mi mirada en los ojos de alguien en el subte… algo quiero de todas estas compañías raras. Por algo será que la charla más agradable que tuve últimamente fue con el ñoño del curso sobre política y los medios de comunicación.
Me gusta lo que me gusta por algo, o sin justificación. Siento que el corazón palpita, necesita adrenalina, y un poco más de risas. Ya no me duele la cabeza, pero me cuesta rechazar a alguien.
Como decirle a un flaco que “no va”, como decirle, “quédate tranquilo que yo soy la rara, la diferente, la que no encaja en esto”… como decirle a mi almohada que pare de imaginarse cosas, cómo hacer para no mirar de reojo al pibe de rastas de futsal (del que después me vengo a enterar que es de sistemas, acá está la bella ironía que jode conmigo)… ¿cómo hago para dejar de reírme de mis propias desgracias? Si tan contenta estoy por ser como soy, ¿porque a veces tengo miedo a mostrarme tal como soy frente a los demás? ¿Porque me desmoralizo, y quiero huir de mi misma?
Aquí está el doble camino; la vía bidireccional… seguir la corriente de la mayoría de la gente, o hacer lo que sentís sin lamentártelo el día de mañana.

Lo único que sé, es que cuando hablas con las personas correctas; se asombran de que mi edad, se asombran de lo que estudio, se asombran de lo que hago, se asombran de lo que me apasiona… indirectamente la gente te admira porque tu objetivo está claro; y seguirlo te hace feliz, y eso es lo que más se nota.
Porque somos felices haciendo lo que más nos gusta, estando con los que más queremos… es como tener un perro/gato; los animales nos sacan lo mejor de nosotros. Ok, lo mismo son las personas, aquellas que mencione más arriba, aquellos que me inspiraron en mi vida. Ellos sacaron lo mejor de mí, y la mejor manera de homenajearlos es vivir mi vida tomando lo mejor de cada uno. Y la mejor manera de ser feliz, es provocar una sonrisa en el otro.

Es un desencanto, es una maldición, soy complicada, compleja… es lógico que no me duren las relaciones que tuve por ser así. Es lógico que tenga miles de quilombos en la cabeza, es lógico que tenga que ir a la psicóloga… pero bueno, son los precios que uno paga. Porque hay que aprender a convivir con tantas cosas encima, de las que son muy difíciles de conducir.

Es fácil salir por la noche a beber, y bailar. Es fácil levantarse a los flacos, con varias copas de más. Es fácil quejarse, y ponerse a putear por ahí porque “todos los hombres son iguales”. Es fácil salir con alguien, y después decir “solo están conmigo por este par de tetas”. Es fácil mirar para el otro lado y negar las cosas buenas que nos pasan, a la mayoría le gusta dramatizar y estancarse en una situación pasada. Es fácil decir que no sacaste nada bueno de nadie, que sos un mal ejemplo para tus hermanos. Es fácil apoyarse en los sueños rotos de algún familiar. Es fácil mirar para el otro lado, y no hacerse cargo que tomamos una mala decisión, es fácil fracasar antes de empezar, es fácil decir que las mujeres son todas unas materialistas, es fácil creer que una justicia universal (o karma) soluciona todo, es fácil escaparse, es fácil decir “no puedo”, es fácil decir “prefiero no tener sentimientos”, etc...
Aquí está el desencanto, el desencuentro: es aprender a equivocarnos, es aprender a inspirarnos, es aprender a ser feliz con menos (si, la felicidad está ligada a la menor cantidad de cosas posibles), es aprender a encontrarnos con nosotros mismos en medio del caos y la soledad, es aprender a compartir, es aprender a dejar, es aprender a pedir ayuda, es aprender a despreocuparse por “el que dirán”, es aprender a cambiar drásticamente las reglas de juego, es aprender a ser loco y cuerdo, es aprender a arriesgarse, es aprender a confiar en uno mismo, es aprender a perderle el miedo al ridículo, es aprender a tomarse las cosas con tranquilidad porque todo tiene solución, es aprender a hacer pausas, es aprender a olvidar, es aprender a construir, es aprender a “tomar las cosas de quien viene”, etc…

Si quieres cambiar el rumbo de las cosas; se vos mismo, pero no esperes a que el otro te acepte tal como sos.

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publicado por cqndp a las 19:17 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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