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Hace un tiempo, 3 años atrás,cuando mi relación con Gustavo, creia que estaba terminada, y mi vida transcurría con “normalidad”.
Apareció una nuevacompañerita de curso. Si bien no era muy atractiva, la admiración de lasmiradas masculinas pasaba más por la novedad.
En un principio, ella seacercaba a mí, yo solo le limitaba las conversaciones a la escuela y eltrabajo. Hasta que un día los comentarios de mis compañeros remarcaban mucho hincapiésobre mi pasado con mi “ex”. Yo guarde silencio durante todo el tiempo quepude, hasta que tuve que explicarle como fue la cosa.
En apenas minutos, ellame pidió que le indique quien era él. Cuando se lo marque, automáticamente, medijo “que lindo que es”.
Mi cabeza empezó ahervir, casi al borde de golpearla, pero me controle (como era posible que haceinstantes era un pelotudo mas, y al instante siguiente es un semental).
Trate de relajarme yseguir adelante, aunque él y yo teníamos una charla muy pendiente desde hacemucho tiempo.
A los pocos días de lallegada de ella, me entero que él no solo estaba interesado en ella, sino que ademáshabía una apuesta detrás de todo.
Trague saliva… y mirepara otro lado. Trate de hacerle entender a ella que él no era un encanto, y que las “apuestas” eran muyfrecuentes en el.
A pesar de haberleadvertido, ella al otro día me pregunto si había algún tipo de problema si salíacon él. En otras palabras si no había rencores. Sonreí y le dije, “si, porsupuesto, no hay ningún tipo de problema”, aunque por dentro me preocupaba porella. Luego esa preocupación fue esfumándose y transformándose en una mezcla decelos, rencor, odio, y bronca.
Claro… yo debía ser laseñorita control, me dolía profundamente que el este con ella, y que ella semuestre “atraída” por ese desperdicio humano.
Durante esa semana,estaba muy enferma del estomago, debía hacer una dieta muy estricta, todo medaba una sensación de vomito. El día martes, oigo desde el fondo las voces delos chicos hablando en plena clase de programación.
- Dale, decinos,que es lo que más te gusta de Silvia - pregunto uno de ellos a Gustavo.
Algo me decía que no ibaa ser bueno oír esa charla.
- … Su boca - respondióGustavo.
Mi lápiz se salió decontrol sobre la hoja. Tome la goma de borrar para corregir el rayón que hice.
- ¿Porque? –pregunto otro.
- Por que besaapasionadamente – respondió el.
Mis manos se salieron decontrol, la sensación que tenía era horrible, y no era la enfermedad. Esa cosallamada “ex”, estaba hablando de nuestra intimidad entre medio de sus amigos. Esamisma cosa iba a salir esa semana con ella. A pesar de insinuarle a ella lo acontecidome dijo que no iba a dar marcha atrás.
El miércoles, llegue a micasa tarde, mis padres se habían ido decasa, estaba sola, coas que no era muy habitual. Y en medio de mi almuerzo, reciboun llamado de un número fijo a mi celular, contesto y era él. Me pedía “hablar”,y yo pensando en estudiar, no sé que me paso por la cabeza pero tire todo y mefui a la casa de él.
Pobre de mí, tan ilusa,estaba yendo a la casa de él, yendo a buscar a nadie, creyendo ciegamente en algoque él podía “sentir”. Si…, otra vez…, el me convirtió en su títere. Yo,rendida a sus pies, pensando en que el solo me amaba a mí, que por más quepiense en muchas, el volvía a mi… que yo era suya y de nadie más, que ella soloera una mediocre apuesta, que todas aquellas miradas que había entre los dos enel curso era por algo, que todas aquellas cositas que él me insinuaba erancerteras, que todos aquellos roces era el pequeño descontrol que sentía, ytrataba de controlarlo. Soñé todo ese tiempo con los ojos abiertos… una simple ilusión,un simple deseo… El.
Hablar, hablamos,… poco ynada, a los 5 minutos el ya estaba encima mío.
El descontrol de aquellatarde de otoño… no me daban los brazos para abrazarlo, no me daban los labiospara besarlo no me daba la saliva para repetirle que lo quería, no había tiempopara disfrutarlo…
Recuerdo que, si bien, yoera el títere de esta historia, en cuanto se cerraba la puerta, el caía en misbrazos. Eso es quizás lo que más me partía… no sé si realmente me amaba, perosi sabía que él se convertía en otro en esos momentos. Bastaba con cerrar losojos para verlo.
A la hora de marchar, me despedícon un beso, y un abrazo muy fuerte… y en el camino, solo pensaba en unapregunta, “¿me amara mañana?”. Y adivinen cual fue la respuesta… No, el no meamo, ni me ama, ni me amara.
Aquel día en el examen,me controle con mucha frivolidad… él me sonreía sin cesar, estaba estallando defelicidad, se reía por cualquier cosa. Lo curioso de aquel examen fue que el (elsegundo promedio del curso), desaprobó, y yo (la torpe ignorante) aprobé.
Ella fue la primera enentrarse, y desistió de salir con él. A pesar de haberla perdido, el no sequejo de mi comportamiento.
Aquello, fue amor?, no… nada…esta pequeña historia nos deja las siguientes moralejas:
1. Actuar por despecho,rencor, celos, y/o bronca no nos lleva a ningún lugar, nada suele salir de todaesa combinación… el hecho de pensar que las personas son propiedad de otro, esun fuerte error, que se paga muy caro.
2. Cuando la cabeza deabajo piensa, toma el absoluto control del cuerpo y no lo para nada. En pocaspalabras, hormona mata neurona.
