Son Tal Para Cual

Sofía, alguna vez mencionada aquí como propulsora de “el banco de suplentes”; mi amiga. Se había puesto de novia con un tipo, que en breves palabras lo describiría como un forro con patas…
En un principio odie su elección, pensé en la cantidad de candidatos que tenía a su entera disposición, que eran mucho mejor que él. Incluso mencione mi rechazo delante de otra de mis amigas, Karina.
Karina, me sonrió y me dijo textualmente en su serenidad; “él es un loco, ella está loca, son tal para cual”.
En un principio, sentí un fastidio agravado por su resignación… y con el tiempo lo deje pasar.
Los años, y mi experiencia de vida cada tanto me traían ciertos recuerdos aquella frase de Karina, que aun tengo en mi mente. Y comprendí, que cada uno tiene a su lado a quien se merece. O como dicen los viejos sabios… dime con quién andas y te diré quién eres.
No se trata de que estas con él/ella porque es alto/a o bajo/a, flaco/a o gordo/a… elegir lo elegís, pero cuando la relación empieza, es la aceptación de todo lo que viene detrás. Y ahí, agárrate Catalina!
Ok, y si nos mandamos uno los peores errores, salimos a defender lo indefendible. ¿Hasta que punto justificamos las acciones del otro? O aun peor, ¿hasta qué punto nuestras acciones de taparnos los ojos, la boca y las orejas se pueden justificar? Y si somos testigos de aquellas escenas, ¿hasta qué punto sostendremos la autocensura por respeto a aquel amigo?
Ok, a veces metemos la pata, los brazos y hasta la cabeza por alguien en la lata, pero también somos grandes para saber diferenciar todo aquello que nos hace bien, de aquello que nos hace mal… eso creo(¿?).
La maduración emocional empieza desde casa; está en nuestros eternos consejeros, nuestros amigos; en el ambiente en el que nos movemos, y en nuestra salud mental.
Una vez más…
Let it be!, déjalo ser…