Tengo un nuevo trabajo, soy Cupido por las noches

En estas semanas me la pase dando cursos de seducción y caballerosidad a un amigo.
Por fin deje de ver frases arjonescas desparramadas por msn y facebook, en cambio, fueron reemplazadas por palabras tan sencillas y puras; él está feliz y muy enamorado.
Sonrio con una paz encima, de aquellas que, se te desbordan hasta en los ojos. Estoy contenta, por varios motivos:
El primero, y fundamental, está muy feliz.
El segundo, eligió a la persona indicada, dejo de lado a las locas, problemáticas, y pseudolesbianas (ahora muchas chicas usan el argumento de la bisexualidad para calentar pavas).
Y el tercero, está aprendiendo a tratar con una “dama”. Y es por eso, que le doy largas charlas para “avivarlo” de movimientos estratégicos, propios de las mujeres. Estoy tratando de que aprenda a ser paciente, que conquistar es algo que lleva sus tiempos, pero que da resultados muy satisfactorios.
También, intento que aprenda solo a moverse. Quiero que él se dé cuenta que no es una tarea fácil, seducir es un juego en el que nunca hay que perder la esencia individual solo por conformar al otro.
Además, estoy enseñándole un poco de los significados del lenguaje corporal. Para aquellos que aún no saben, el ser humano habla, sin embargo, el 90% de la comunicación no es verbal. Muchas veces decimos cosas sin decirlas con las palabras, sean gestos, olores, miradas, cambio en el tono de voz, o en las posturas... en fin, una inmensa lista de detalles.
Confío ciegamente a que ambos llegaran a “encontrarse”… no creo en los finales felices. Si creo que el verdadero amor nunca termina, jamás finaliza. Es aquel que le da pelea con garras y colmillos, pero nunca da el brazo a torcer, nunca se rinde. Y es por eso que les deseo lo mejor (sin ningún final feliz).
Creo en las palabras inagotadas de Lennon; “All you need is love, love is all you need”. Sonrio, y sigo sonriendo con mucha alegría por él, y posiblemente por ellos. Me siento contenta de poder dar un pequeño aporte.
Me siento como cupido, desparramando flechas de amor, y sembrando semillas de paciencia en situaciones complicadas (como hace poco, lo tiene una amiga muy cercana). Siento que tengo un  millón de ideales desparramados en mi “inocente” cabeza.
Solo soy una soñadora, pero no soy la única…