Conocí, un día, a una chica, que creyó ser la princesa de su propio cuento. Un día aquel príncipe azul, la dejo, y su mundo se cayó, rompiéndose en miles de piezas…
A razón de esta historia, sentí cierta empatia por la protagonista desde hace tiempo.
Ya que uno no es viejo, pero aquella situación la vivió en la vida mucho antes. Y en mi cabeza surgieron un par de preguntas, que en algún momento me hice, hace unos años atrás, cuando Gustavo rompió conmigo.
Cuándo te enamoras, ¿absorbes otra realidad?
Cuando estás en una relación, ¿Sos más paranoico con tu vida y obsesivo con tu pareja?
¿Quiénes somos cuando nos enamoramos?
¿En quién confiamos? Si amamos tanto, ¿Por qué desconfiamos?
¿Realmente disfrutamos de la relación atravesando diversos momentos de angustia?
¿Un objeto o gesto es más poderoso que la palabra?
¿Por qué algunas personas cambian para adaptarse a las demandas de la pareja, sólo para sostener la relación?
¿Por qué cerramos nuestro inmenso círculo íntimo, a solo un puñado?
…
Reflexione para mí, pensé en silencio y después de varios años reconocí que
yo era la dueña de mis desgracias y lo mas importante, es que
aprendí.
Que no hay nadie más responsable de tu vida, que uno mismo.
Que uno es quien elige que curso le quiere dar a su propia vida…
tomar o dejar, he aquí el dilema de la vida.
Una vez que asumimos la realidad, ¿Somos consientes de daño que produjimos; a uno mismo, a nuestro entorno, y a la ex-pareja?
…
Hago una nueva pausa, y me pregunto;
¿Por qué habrá tantas princesas buscando príncipes azules? Si los príncipes azules, se destiñen en el primer lavado (de nuestras lagrimas).
¿Por qué preferir a un príncipe en lugar de un lobo feroz u otro animal salvaje? (basta de inocencias… las mujeres queremos terminar con ese bastardo mundo monótono, queremos pasión y diversión).
¿Y si nos corremos del cuento de hadas, de esa realidad tupper (como la he llamado alguna vez), y nos salimos para vivir a partir de lo que sentimos, y somos en la puerza de la autenticidad?...Cada día pienso, que seguir estos pasos es estar más cerca de la madurez emocional, de la que no cualquiera es capaz en lograrla.