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Hace bastante que el falleció-o al menos eso parece-, honestamente, aquel día, no tenia palabras paradescribirlo. Realmente pensé muchas cosas, intente escribir otras, pero mispalabras eran muy pobres, el merecía muchísimas más. Parece extraño, pero élfue una de esas personas que me planteo muchos interrogantes. Quizás no hayasido el mejor ejemplo de vida, ni lo llegue a conocer personalmente. Pero suausencia diaria, es un vacio enorme.
Me hacia reír, hastallorar, me hacia reflexionar y cuestionar muchas cosas, me hacia tomar concienciade las cosas que pasan.
Esa cuestionable voz, esairremediable risa de la tragedia ajena, esa manera de expresar lo que pensaba… ahíestaba el.
Hoy mientras mi mamachequeaba su cuenta en facebook, me hizo pensar lo relevante que fue en suvida, la importancia de tenerlo en el dial todas las mañanas. Mendigando unaspocas horas para acompañarla en su rutina diaria.
Recuerdo que el 11 deseptiembre de 2001, el día de la tragedia, donde los noticieros decían todo conimágenes de lo que paso, y reflexiones especulativas sin sentido. El hacia suprograma con otra perspectiva, es el primer, último y único programa radial quegrabe en mi vida sobre su programa.
Ese registro que tengo enaquel cassette, al que oigo de vez en cuando, hace que se me escape unacarcajada. Por más que lo repita varias veces, nunca deja de ser nuevo.
Ese cassette es unpequeño tesoro, una de mis pertenencias más extravagantes y nostálgicas quetengo.
Me hizo recordar como unanoche que habíamos despedido en el aeropuerto a mi tío, en una de esasdespedidas de “no verlo más”, donde los llantos son lagunas y no te dan lospies para mantenerte firme después de todo…
De regreso a casa, mi papáenciende la radio. Aparece el, su impertinente voz… la voz de uno de suspersonajes, la cubana, Milagros López. Al poco tiempo, del nudo en la garganta,pasamos a descostillarnos de risa mientras las lagrimas daban un registro de loque paso.
Me reía cuando compartíamoslos mismos gustos por la música (Joss Stone, Nat King Cole, Michael Bublé,…) ylo que opinábamos acerca de las porquerías que pasaba la radio -haciéndolo pasarpor “música”-.
Ojala hubiera ido a verteal teatro, realmente tenia muchísimas ganas de verte actuar en el teatro.
También, esa enorme tentaciónde comprar tu libro “gracias por volar”, y disfrutar de tus extravagantes anécdotasen la época en la que laburabas de “comisario de abordo”
Mi mama dice: - ya no encuentro a nadieinteresante, es como si hubiera un vacio muy grande en la radio, falta el. -
Si, falta el… falta de supresencia, ese tipo que me dio vuelta la cabeza desde muchos puntos de vista. Jamásconocí a una tan extraña y especial como él. Esa cuchara colmada de sinceridady personalidad. Y que en consecuencia causaba miedo y pánico a personas que nolo conocían realmente.
Un loco con aire de cordura…Tendremos miles de palabras, o quizás un suspiro. Pero, querido nos distevuelta la cabeza, gracias por tu compañía y esa esquizofrenia colectiva delotro lado del parlante.
Gracias a él, entendí loque es la homosexualidad a los 12 años de una manera muy abierta y sana,gracias a él entendí lo que es ser portador de HIV, gracias a el comprendí lamagia del radio teatro improvisado, gracias a entendí que la muerte no es algotan extremo y doloroso.
17 de junio, y él se fue.Dejo todo claro antes de irse.
Perdóname Fer, pero eltiempo no cura…
Puto lindo… te extraño, perdón…te extrañamos muchísimo.
Fernando Peña, porsiempre…
