Otra vez soñando con lo imposible

La imaginación de mi cabeza es una fuente inagotable, creadora de novelas y dramas. Una y otra vez, mis protagonistas son los sueños.

A veces miro el espejo pensando que muchas cosas que suceden en la realidad no son más que eternas pesadillas. Y al despertar, lo único que encuentro es la tristeza del “no ocurrirá jamás”.

Pero porque será que después de 8 años, otra vez, vuelve la falsa esperanza, se supone que ya lo debería tener más que asumido, de que él, y ellos no los volveré a ver.

Una y otra vez, soñando que estoy ahí, camino al aeroparque, sintiendo como mis latidos se aceleran con alegría, y los segundos se reúsan a pasar en mi viejo y gastado reloj Casio.
Soñando, una y otra vez que estoy en el aeroparque, con una sonrisa de extremo a extremo, sentir como caen mis lágrimas por mi rostro a medida que el avión baja al suelo argentino.
Imaginarme que está ahí, caminando, como puede, hacia nosotros, su otra familia, y ver el reflejo de todos nuestros rostros en el de él.
Sentir en aquel sueño, segundo a segundo, latido a latido, un abrazo que nunca ocurrirá.
Y como miles de recuerdos de mi infancia vuelven a mi cabeza, solo para despertar y amargarme con lo que me toca vivir.
Un abrazo de “oso”, decía mi tío a la hora de despedirnos después de una larga jornada de juegos. Y con un abrazo fuerte, de mis sueños despierto.
Al principio estoy contenta, pero luego pienso que no es lo real, que no puedo seguir fabulando con otro cuento de Disney en mi cabeza. Una, y otra vez, fabricando mi inconcluso final feliz…

Estoy condenada a asumir la realidad, como así también, me toca resignarme con muchas cosas. ¿Por qué hay que extrañar a aquellos que están lejos? ¿Por qué a veces siento que los sueños son desgarradoramente imposibles? ¿Por qué siendo imposibles, a veces siento que son reales? son sueños de los que me cuesta despellejármelos de la mente. Como si mi vida desnudara con brutalidad lo más difícil y sensible de mí, mis afectos y mis recuerdos de ellos.